Entre sus muchos y complejos problemas, los que plantea a partir de la naturaleza crítica de sus preguntas y los que experimenta en sí misma como disciplina constituyente de los llamados “estudios humanísticos” en los tiempos de competitividad global, la enseñanza de la filosofía, y particularmente su didáctica, se ha constituido en los últimos años un centro de atención y relevancia en la comunidad filosófica.
Coordinación: Rolando Picos Bovio
La didáctica de la filosofía, considerada, por Obiols (2008) como la que ayuda a enseñar planteándose aportar elementos para que el docente en formación, o el profesor en ejercicio realicen una reflexión sobre la práctica de su enseñanza (2008, p.91) permite repensar y evaluar las construcciones pedagógicas y metodológicas implícitas en el proceso didáctico con la finalidad de modificar, transformar y proponer, de acuerdo con los contextos y los actores, formas más efectivas de llevar a cabo los procesos formativos en los diferentes niveles de presencia de la filosofía.
Atenta al devenir de lo real y sus complejidades, la enseñanza de la filosofía enfrenta hoy en día los estragos y consecuencias de una pandemia que ha desestructurado los sistemas tradicionales de enseñanza, fundados en la presencialidad, privilegiando, con todas sus consecuencias, la virtualidad de la formación como respuesta a una crisis mundial de salud. Frente a este escenario de incertidumbre de la seguridad y la existencia, ¿Qué respuestas y estrategias debe desarrollar la filosofía en su enseñanza?, ¿Cómo deben de afrontar las profesoras y profesores por un lado, las exigencias e imposiciones institucionales y, por otro, los retos que supone la “migración” tecnológica? ¿Cómo mantener lo humano desde la invisibilidad del contacto, el filtro, la competencia y la obsesión institucional del logro de los aprendizajes?, son algunas de las muchas cuestiones que podemos debatir en este simposio.