Coordinadoras: Laura Benítez Grobet y Alejandra Velázquez Zaragoza.
La tarea del historiador de la filosofía no es la de un anticuario dedicado a la mera recuperación del pensamiento, cual objeto inerte. En contraste, dicha labor, al remitirse al pasado, investiga en su dinamismo la permanencia y la mutabilidad de los problemas filosóficos, así como las diferentes respuestas que éstos han recibido en diversos contextos. El historiador, al reconstruir, crea nuevos horizontes pues hace patentes las continuidades ahí donde habitualmente se marcan oposiciones y, a la inversa, localiza discontinuidades en donde sólo se han visto las afinidades.
En este enfoque, se elaboran configuraciones conceptuales alternativas en las diferentes áreas y disciplinas de la filosofía: la metafísica, la ontología, la epistemología, la ética y la estética –entre otras–, en las distintas épocas y períodos que se abarcan. Estas miradas aportan nuevos asideros y puntos de partida para la edificación de la filosofía actual, desde cuyas interrogantes se escudriña el pasado y se conforman articulaciones inéditas.